Imprimir
Visto: 3159

 Las plantas también matan

las plantas tambien matan

En Colombia solo hay 72 plantas medicinales aprobadas.
Muchas de las aceptadas deben tomarse con vigilancia médica.
Sin control alguno se venden hasta las que son muy peligrosas.

Por Ramiro Velásquez Gómez

Medellín, Periódico El Colombiano

No es mentira: las plantas medicinales tienen efectos secundarios peligrosos. Por ellas ha habido más de 150 muertos desde 1999. No solo se debieron a plantas de consumo prohibido pero aún muy populares, sino a abusos con otras aceptadas pero que pueden ser dañinas.

El director del Herbario de la Universidad de Antioquia, Ramiro Fonnegra Gómez, explicó que la situación es delicada y las acciones para controlarla no son contundentes ni eficaces.

La automedicación, el hacerle caso a cualquiera, la venta libre sin control y del desconocimiento general del tema por parte de los médicos, algunos de los cuales llegaron a recetar el mortal catapis, son problemas mayores. La mayoría de las plantas producen efectos secundarios, contrario a la creencia de que son medicinales y se pueden tomar sin supervisión alguna.

Ninguna planta puede tomarse por más de 30 días seguidos sin dejar descansar al organismo, advirtió el profesor. Algunas no pueden tomarse por más de 15 días. Todo esto poco se conoce. Varias de las más usadas en el medio, tienen consecuencias serias para el organismo si se usan para otros fines diferentes a los indicados o si se abusa, y otras no sirven para nada.

En Colombia existen 72 plantas medicinales aprobadas por el Ministerio de Salud. El Instituto de Vigilancia de Medicamentos (Invima) invitó hace un tiempo a entidades, como la Facultad de Química Farmacéutica de la Universidad de Antioquia, que invitó al Herbario. La idea: reglamentar el uso de las plantas. Se presentó un listado de 180, de las cuales se aprobaron 58 y luego 14 más. Para cada una existe el uso especÌfico y las contraindicaciones que tiene. Algunas de las aprobadas, incluso, han provocado la muerte de las personas, por el mal uso.

En la lista de muy peligrosas y no autorizadas se encuentran el confrey, que con una sola tomada puede producir cirrosis más adelante. La venturosa o prontoalivio derrama la bilis y varias personas han fallecido. El catapis o cobalonga, que toman los adolescentes para adelgazar y que es la culpable de más de 20 decesos de jóvenes. Y la balsamina, que ataca el nervio óptico y deja ciega a la persona, aparte de su alto poder hipoglicemiante acumulativo, que deriva en shock y el fallecimiento. Existen otras que deben tomarse con seguimiento médico continuo, por los efectos: La belladona, las passifloras como la curuba, el totumo (del que se obtiene un jarabe muy conocido para todos los problemas respiratorios y causa alergia a nivel del cuello), el hinojo que limita la producción de leche, el anís que puede provocar daños sicológicos. El ajenjo produce cianosis, el organismo se vuelve azul por deficiencia de oxígeno, puede producir convulsiones parecidas a las de la epilepsia, no se recomienda para las mujeres en embarazo y no se debe usar por más de 15 días. La ortiga no debe ser ingerida ni hacer ortigamiento, porque inyecta el ácido fórmico de las avispas y hormigas y puede llevar a shock y a la muerte. En la penca de sábila hay que cuidar que en los cristales no se vaya líquido amarillo que es cáustico. Y del sauco, del que sirven la flor y el fruto, la hoja es muy venenosa por las sales cianogénicas que se convierten en cianuro por el ejercicio. La dormidera blanca y rosada y, traído de afuera, el anís estrellado, son otras muy nocivas.

Al averiguar por varias de ellas, como el marrubio blanco, en la Plaza de Mercado de Envigado, se vendía el de "acá cerca". Y había venturosa, y valeriana del oriente. En los almacenes de cadena se venden empacadas, sin indicar el uso ni las contraindicaciones y dosis.

La Organización Mundial de la Salud acepta las plantas medicinales contra males menores, que es a lo que deben destinarse. La idea, como dijo Fonnegra Gómez, no es que no se tomen, sólo que se destinen para lo que se recomienda. Sin abusar. Plantas sin contraindicaciones son, en verdad, pocas.