EL MISTERIO

 

Haz en ti un sitio para el misterio;

No te ates entero con la reja del examen…

Deja en tu corazón un pequeño ángulo en barbecho para las simientes que aporten los vientos…

Y reserva rinconcitos sombríos en tu íntimo ser para las aves del cielo que pasen.

Ten en tu alma un lugar para el huésped que no esperas y un altar para el Dios desconocido.

Y si un pájaro canta en su follaje, no te aproximes precipitadamente para domesticarlo.

Y si sientes algo nuevo – pensamiento, sentimiento – despertarse en el fondo de tu ser,

No te apresures a llevar la luz ni la mirada; protege con el olvido el germen naciente; rodéale de paz, no abrevies su noche;

Permítele crecer y formarse y no divulgues su dicha.

Obra sagrada de la naturaleza, toda concepción debe envolverse en el triple velo del pudor, del silencio y de la sombra.

E.F. Amiel

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Tomado de Revista Ariel No.1, 1939. Edición Impresa